POEMA XCII- LLÁMALO AMOR. AKASHA VALENTINE.
¿A
dónde habrán ido a parar todos aquellos sueños que un día olvidé recordar? ¿Alguien puede decirme donde los podré encontrar? Pues
por más que los busco no los logro localizar; quizás los haya
empeñado, regalado o extraviado y aunque no son de gran utilidad
para nadie sí tienen cierto valor personal para mí. Y ahora que no
los tengo en mi poder soy consciente de que los echo mucho de menos,
porque sin ellos no consigo rememorar el olor que aquel día
desprendía la flor de cerezo que entre sus manos mi amor sostenía.
Me preocupa no saber con qué mano sujetaba aquella rota rama, pues
el hecho de haberlo olvidado me hace cuestionarme cuánto de su
blanca piel asomaba por debajo de la manga de su vestido, porque
actuando en calidad de observador, solía deleitarme trazando líneas
imaginarias alcanzando, sin llegar a tocar, los puntos estratégicos
con los que sin aliento muy probablemente habría logrado dejar a su
ser. Y habría reprimido miles de dulces palabras entre mis labios,
pues con sólo con una mirada como arma me habría bastado para
hacerle entender que yo de verdad la amaba.
Me
pregunto dónde los habré colocado; los he buscado por los cajones,
que tan vacíos y llenos de polvo estaban, y mi búsqueda ha sido en
vano. Abatido me encontraban en esos momentos, casi sin ganas de
hablar sobre el tema, y ya empiezo de nuevo a añorarla mientras
intento dibujar el contorno de su silueta difusa en esta olvidadiza
memoria que ya no es lo que era, ahora que me he parado a pensar en
el tema. Dejaré, pues, de intentar de pensar en ello, quizás de
manera esporádica recuerde lo que ahora he olvidado, porque al pasar
mi mano por encima de mi otra mano he conseguido reavivar sin yo
quererlo un ligero calor que imita pero no iguala la temperatura de
su piel, y el corazón de un sobresalto me ha golpeado el interior
del pecho y he enmudecido, como lo hice la primera vez que sus ojos
me contemplaron sin que yo pudiera decirle nada coherente para que
supiera lo que en aquellos momentos yo sentía por ella. ¡Ay, de mí!
Si el valor me hubiera acompañado, y el temor no hubiese sido mi
mayor flaqueza, probablemente yo habría podido volver la mirada para
contemplarla y ayudarla a entender que la guerra que nos acechaba no
era el final de este amor, sino el principio de un futuro en común
una vez hubiese finalizado.
A
veces me pregunto si no estaré mejor así, sin recordarla tal y como
era, pero esa pésima idea no me reconforta, por lo que de nuevo
vuelvo a levantarme; quiero seguir buscando un poco más, tal vez con
suerte encuentre alguna respuesta en los álbumes de fotos que,
apilados en cajas, duermen sin ser molestados en la habitación más
oscura de toda la casa. Despacio he de caminar, los años se han
vuelto una pesada carga que me recuerda ya mi edad, y despacio, muy
despacio, llego a avanzar, contemplando a través de las ventanas al
sol ocultarse; es tarde, quizás deba dejarlo ya para otro día, como
aquella única oportunidad que tuve de besar su boca cuando la
sorprendí presa de sus propios pensamientos. Ahora que lo recuerdo:
estaba preciosa, con su larga cabellera recogida en una coleta, y sus
verdes ojos fijos en algún punto del suelo, donde no podían verme,
porque su vergüenza igualaba a la mía. No me rindo a pesar de la
fatiga, he de encontrar mis sueños olvidados, casi he llegado a la
estancia. Ahora que lo pienso, el frío que en esta habitación
habita es igual a la sensación que tuve la última noche que la
llegué a ver con vida. ¡Cómo me hubiese gustado decirle que la
amaba! Y ahora lo único que puedo hacer es llorar su muerte, pues
detrás de esta puerta lo único que he encontrado es una estancia
igual de vacía que mis sueños, pues mi amor nunca llegó a verla
terminada; es verdad, ahora lo recuerdo: mi amada no sobrevivió a la
guerra ni yo al dolor que me sobrevino con su pérdida.
Akasha Valentine 2017 © http://www.akashavalentine.com
Akasha Valentine 2017 © http://www.akashavalentine.com
NOTA
LEGAL: Akasha Valentine 2017 ©. La autora es propietaria de esta
obra y tiene todos los derechos reservados. Si ves algún poema en
otra web, foro u otro medio, están cometiendo un delito, salvo que
cuenten con el permiso expreso de la autora, y siempre que esté
citada la fuente y la autoría.
No hay comentarios:
Publicar un comentario